El mito del amor sin límites ha hecho que infinidad de personas establezcan relaciones totalmente dañinas e irracionales, en las que se promulga el culto al sacrificio y la abnegación: “vivo para ti” o “tú felicidad es mi felicidad”.

La tarea de marcar límites en el amor suele producir malestar y sufrimiento porque se establece una lucha entre razón y emoción. La premisa es que defiendas tus principios, tu dignidad y negarte a ser objeto; más allá del amor y por encima de él. No todo es negociable por amor.

Reconocer que existen ciertos límites afectivos no implica necesariamente dejar de amar, sino aceptar la posibilidad de modificar la relación en un sentido positivo o simplemente alejarse y no estar en el lugar equivocado, con la persona equivocada, aunque duela la decisión.

El amor se siente, se piensa y se actúa.